Werner Herzog regresó a los paisajes lunares de Lanzarote para estimular los límites de la creatividad de un grupo de cineastas venidxs de todo el mundo dispuestxs a crear al lado de uno de los directores más grandes de la historia del cine. La rebelión, la utopía, el surrealismo, la belleza y extrañeza de los paisajes volcánicos, son sólo algunos de los puntos que unen a Werner Herzog con Lanzarote y nutrieron las nuevas creaciones.

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